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Amor y libertad es un canto decidido a los ámbitos de la emoción, de la vida y del amor. Al amor como pasión, como fuerza poderosa, libre y salvaje en sus cielos de ternura, de belleza y de felicidad. Este libro defiende que el estado de enamoramiento, por su grado de felicidad, de creatividad y de intensidad vital, es la c ondición natural de la humanidad. Sin embargo, la urdimbre, como un tejido de hilos trenzados, se despliega sobre los impulsos del amor pasión. No consigue doblegarlos del todo. Y, de esta forma, el Amor aparece como el único elemento capaz de resquebrajar la compacta estructura moral, religiosa, filosófica y social de la cultura occidental y se consolida como el mejor aliado de la libertad interna de cada ser personal.

fotoautor.jpgJoan Mingorance nació en la Alpujarra de la Sierra, Granada, donde permaneció hasta los dieciséis años. Estudió en Granada y en Madrid. Se doctoró en filosofía con la tesis “Michel Foucault: la pasión por encontrar una nueva forma de pensar”. És catedrático de filosofía y director del Centro de la UNED de La Seu d’Urgell desde 1984. Ha ejercido como profesor de filosofía y de literatura en el instituto Rey Pastor de Madrid, en el instituto español de bachillerato del Principado de Andorra, en el instituto de bachillerato de La Seu d’Urgell y en la UNED de La Seu d’Urgell. Ha impartido numerosas conferencias sobre los fundamentos filosóficos del amor y el amor a través de la historia. Dirige una tertulia literaria desde hace quince años en el Principado de Andorra.


© Joan Mingorance Pérez, 2011

© de la edición impresa: Editorial Milenio, 2011

Sant Salvador, 8 - 25005 Lleida (España)

editorial@edmilenio.com

www.edmilenio.com

Primera edición: diciembre 2011

DL L 1.283-2011

ISBN: 978-84-9743-471-3

Impreso en Arts Gràfiques Bobalà, SL

Printed in Spain

© de la edición digital: Milenio Publicaciones, SL, 2013

www.edmilenio.com

Primera edición digital (epub): abril de 2013

ISBN (epub): 978-84-9743-532-1 

Conversión digital: Arts Gràfiques Bobalà, SL

www.bobala.cat

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CONTENIDOS

Prólogo

Primera parte. FENOMENOLOGÍA DEL AMOR*

CARACTERÍSTICAS ESENCIALES DEL AMOR

El amor es el sentimiento originario de la existencia

Es la fuerza primaria entrelazada al misterio de la vida

El amor une, enriquece y eleva

El amor y la felicidad son enormemente frágiles

El amor está clamando en la sala de espera del amor

El miedo es el enemigo capital del amor y de la felicidad

Fragmentos de un discurso amoroso

El amor es un delirio inefable que se vale de la palabra

AMOR PASIONAL

El amor pasional es una elección de vida

El amor pasional se engendra en el enamoramiento

En el amor pasión se da la plenitud

El amor es el lugar de las experiencias insondables

Enemigos declarados del amor

Al hilo de Octavio Paz

Se nos educa para no querer el querer

EROTISMO, PLACER, SEXUALIDAD, AMOR

Diferencias entre erotismo y sexualidad

El placer y la sexualidad

El deseo en la literatura: el Kama Sutra

AMOR PURO

¿Qué nos lleva al amor puro?

Diferencias entre amor y compasión

En el amor, la pasión es la pureza

El amor es la energía, la fuerza y la claridad de la existencia

AMOR Y REFLEXIÓN

Los dos componentes del amor: fuerza y ternura

No ha habido cambios de episteme en la vivencia del amor

¿Qué tipo de autoridad admite el corazón?

LA METAFÍSICA DEL AMOR

Una aproximación neokantiana al amor pasional

En todo amor pasional, carnal, se conectan forma y materia

¿Cómo es la estructura esquemática, a priori, del amor?

El amor realidad radical

Entre lo empírico y lo trascendental

Segunda parte. AMOR PASIONAL. UN RECORRIDO HISTÓRICO POR EL CONCEPTO

EL AMOR EN PLATÓN

Fedro

Pausianas

Erixímaco

Aristófanes

Agatón

Sócrates-Diotima

Epicuro

EL AMOR EN LA EDAD MEDIA

El amor en Roma. Ovidio

Los escritos medievales

El amor cortés

Andrés el Capellán: De Amore

Amor y sociedad medieval

EL AMOR ROMÁNTICO: AMORES REPRESENTATIVOS Y AMORES EFECTIVOS EN HÖLDERLIN

ALGUNAS TEORÍAS CONTEMPORÁNEAS SOBRE EL AMOR

Cristalización del amor

Sublimación y espiritualidad

Para Octavio Paz

Para Denis de Rougemont

Teoría triangular del amor

Alaien Badiou en Elogio del amor

Tercera parte. EL ACECHO A LA PASIÓN

LA URDIMBRE

La apariencia inofensiva del verdugo

Algunos enemigos del amor

A propósito de Michel Foucault

El placer sexual: la primera rebelión

Orden contra goce

¿Qué pasaría si no hubiera urdimbre?

La promesa

Solo el amor pasión revienta la urdimbre

Algunas objeciones

EPÍLOGO

BIBLIOGRAFÍA

PRÓLOGO

¿Yo —uno que se arrastra? Jamás me he arrastrado en mi vida ante los poderosos; y si alguna vez mentí, mentí por amor. Por ello estoy contento incluso en la cama de invierno.1

1. NIETZSCHE, F., Así habló Zaratustra, Madrid, Alianza Editorial, 1978, p. 245.

Estas palabras de Nietzsche se corresponden con la experiencia de infinidad de hombres y mujeres que por amor llegan a mentir sin aparente rubor. Son personas que por un correcto sentido moral son incapaces de engañar o mentir, por inmoral, y, sin embargo, en cuestiones de amor lo hacen sin ningún cargo de conciencia.

¿Qué es esa fuerza del amor que es capaz de desestabilizar la compacta moralidad del individuo, de la familia, de la sociedad, de la cultura? ¿Qué energía es esta que desbarata todos los órdenes preestablecidos? Desde hace décadas estas son algunas de las preguntas más acuciantes con las que convivo sin querer eludir, en ningún momento, el reto de intentar responderlas.

En esa búsqueda siempre se me impone como indiscutible una primera conclusión: el amor es el elemento más crucial, originario y radical de la naturaleza y, como tal, fundamenta lo humano. Al reflexionar sobre el amor no nos acercamos a un asunto trivial, banal o secundario sino esencial en la medida que ocupa la mayor parte de los desvelos, afanes, pasiones, inseguridades, tensiones y felicidades de la mayor parte de los seres humanos. Solo el amor, cuando no es un artificio de pura frivolidad, es el sentimiento que expresa, por excelencia, la realidad radical del ser.

Que estamos ante la raíz profunda de toda existencia personal y no ante un sentimiento menor lo demuestra, como veremos en las páginas que siguen, que el amor es un argumento recurrente en algunas de las mejores producciones culturales de la música, el arte o la literatura de cualquier época o cualquier cultura.

Conviene una primera precisión: ¿a qué tipo de amor se está refiriendo Nietzsche? Evidentemente no se trata del amor en su expresión filial, fraternal o caritativa, sino que se refiere al único amor por el que un ser humano es capaz de mentir: el amor pasional. Ese mismo sentimiento del que Francisco de Quevedo no admitía sucedáneos: “consentir que le aparte la camisa‚ hallarlo limpio y encajarlo justo: esto es amor y lo demás es risa”2 y del mismo tipo de amor del que para la literatura, ya desde el primer período de la poesía provenzal, solo existía si se consumaba en el goce carnal.3

2. QUEVEDO, F. de, Sonetos, Definición de amor, en Antología de la literatura erótica, edición de Gregorio Morales, Madrid, Espasa, 1998, p. 501.

3. PAZ, O., La llama doble. Amor y erotismo, Barcelona, Seix Barral, 1993, p. 88.

De este tipo de amor va a tratar este libro: del amor que como una atracción excitante posee al individuo y le conduce, más allá del deseo, a la fusión sexual con el otro.

Establecido que el amor es el estado deseado para el ser humano, no es menos cierto que, a pesar de los evidentes progresos en este campo abanderados por el psicoanálisis, el anarquismo —eros y anarquía—, el feminismo, el existencialismo, la revolución sexual, etc., el amor como poderosa fuerza constructora de identidad aún no se desarrolla de manera natural. Sin duda, el amor está condicionado, dirigido y sublimado por objetivos y finalidades establecidas por fuerzas extrínsecas a sí mismo.

Otra consideración necesaria. Hay personas con capacidad de amar y otras que carecen de ella. Existen hombres y mujeres en los que “con ansias en amores” trascurre su vida en “dichosa ventura”; y otros seres que están incapacitados por completo para amar. Por esta razón, en lo relativo al amor solo “quien lo probó lo sabe”. A los que aman, el amor les persigue siempre como un deseo inacabado desde el principio de sus vidas. En el amor, como en el corazón de los seres humanos, hay campos áridos y estériles y hay campos ricos y fértiles. Lo cruel e inmoral es exigir que lo fértil y rico se comporte como lo pobre y necesitado.

Es posible llegar a vivir un amor enraizado, a la vez, en la experiencia del cuerpo y en la experiencia de la cultura. El amor, como elemento vivo más profundo, es el que está llamado a ocupar un lugar de síntesis entre lo empírico y lo trascendental. El espacio del amor es el espacio idóneo para experimentarse como ser en profundidad. En el amor, como intentaremos exponer en las páginas que siguen, se pueden vivir todas las experiencias posibles de contenido empírico y corporal, y en él se pueden gozar todas las formas posibles de sensación y placer. Pero también es el espacio más adecuado para ejercer la comunicación, la imaginación y la creatividad. Podría ser este lugar el tercer espacio que perfilaba Michel Foucault como el lugar inestable y difícil, atado a las espaldas de un tigre. Es el vértice virtual de un cono compuesto siempre por los constituyentes del ser humano: vida, lenguaje, trabajo. En el amor, como veremos, se entrecruzan la realidad radical, la belleza, la verdad del ser y la bondad.

Es nuestra intención contribuir a poner las bases de lo que habría de ser un tratado en el que se analicen las limitaciones y las posibilidades del corazón humano, en el que se estudiara el deseo como esquema trascendental del amor. Gracias al filósofo de Königsberg hemos tenido la suerte, en nuestra cultura, de contar con la Crítica de la razón pura en la que se deducen y establecen los límites y las posibilidades del conocimiento humano; pero no contamos con algo similar en el tema del corazón y del deseo.

Para facilitar la lectura se han dividido los contenidos en tres partes: en la primera se analizan, desde una perspectiva fenomenológica, las propiedades fundamentales del amor. En la segunda se repasan algunas formas y formulaciones del amor en la historia del pensamiento. Quieren ser ambas partes un canto a las excelencias del amor. En la tercera se describen los acechos, neutralizaciones, represiones y sublimaciones que como un telar generan una urdimbre que asfixia, anula y somete al amor.

Este texto surgió con la finalidad fundamental de ensalzar el amor-pasión y eliminar, dentro de lo posible, la mala conciencia de aquellos que, como Nietzsche, se han atrevido o se han visto obligados a mentir por amor, para poder realizar así el impulso más noble que el hombre ha engendrado jamás. En realidad, el amor, la actividad de amar, debería ser la forma moderna de experimentar y vivir para poder liberarse del agobio de la urdimbre.

Defiendo, además, que lo puro, lo inocente, lo casto, lo bello, lo bueno estriba en la pureza con que se realiza esta pasión, esta fuerza soberana que es el elemento fundamental de la vida y de la felicidad, y no en esa elevación espiritual de sobrevuelo de amor. Es decir, amor puro es la realización pasional del amor. “Guillermo, ¿se pueden llamar fantasmas a lo que nos hace felices?”4

4. GOETHE, J. W., Penas del joven Werther, Madrid, Alianza Editorial, 1986, p. 52.

¿Se puede llamar locura, idiotez, maldad, fealdad, falsedad a aquello que nos hace felices? ¿Por qué? ¿De dónde ha surgido esta desventura? ¿Quién la ha creado, quién la ha inventado? ¿No es mucho más locura ir detrás de los honores, riquezas, trabajos? Son mayores los fantasmas que nos envuelven buscando ocupaciones que llamamos nobles y solo son engaños para olvidar aquello que de verdad queremos. “Guillermo, sin el amor ¿qué sería el mundo para nuestro corazón? Lo que una linterna mágica sin luz. Jamás he sido tan feliz.”5

5. Ibídem, p. 52 y 53.

Las sabias habilidades de la Grecia Antigua, siglo VII a. de C., representaron el mundo de los instintos vitales mediante un símbolo llamado Dionisos. Dionisos es el dios de la alegría, de los impulsos, de la energía vital, del entusiasmo, de los afectos, de la vida. En el derroche de ese mundo energético y vital se encuentra aquello que venimos llamando amor, como la expresión activa de sentimientos poderosos hacia la realización y expresión de fuerzas creativas y constructivas de la vida.

Este impulso energético quedó relegado, desplazado y reprimido por una facultad sobrevenida que llamamos razón, equilibrio, inteligencia. Apolo es el Dios que lidera esta medida en las acciones razonables y equilibradas de la cultura y la vida. Con el culto a Apolo nació todo un diccionario lingüístico que se ha ido consolidando como un conjunto de valores indiscutibles, claros y evidentes. Bien y mal, razón y sinrazón, bello y feo, atractivo y repulsivo, verdadero y falso, auténtico y carente de realidad.

Todas las calificaciones positivas han recaído en Apolo y en sus directos sucesores. De esta manera, Dionisos ha quedado como el dios de las tinieblas, de la noche, de la oscuridad en la que no se sabe distinguir lo blanco de lo negro, lo bueno de lo malo. Desde entonces, predomina siempre el aspecto moral en todos los juicios y acciones. Aplicado al amor, en todo momento se impone el cuidado de distinguir entre amor controlado, verdadero, perenne, eterno y amor loco que lleva a la catástrofe, a la perdición y al delirio.

Desde entonces, el Dios del amor clama por recuperar el lugar que le corresponde como elemento creativo, primigenio y productor de vida, felicidad y placer. Encerrado en las mazmorras de la cultura es reclamado tibiamente por los instintos de la vida en su esplendor. A partir del momento en el que Apolo desplaza a Dionisos, este, y las fuerzas y sentimientos a él asociadas, han quedado envueltos en una atmósfera de rompimiento del ser, culpándole, al mismo tiempo, de falta de autenticidad, de perversión y de falsedad.

Este libro pretende fijar el lugar que corresponde al amor por su entidad física, moral y radicalmente metafísica en cuanto realidad garante de ser en su unidad, verdad, belleza y bondad, ya que el impulso energético y vital que infunde el amor es el que alimenta la unidad del ser en su consistencia, verdad, belleza y bondad.

La verdadera ruptura de la unidad del ser se produce siempre que se enfrenta entendimiento y vida en una oposición irreconciliable. Al intentar encerrar a Dionisos en el laberinto antropológico y cultural de la sociedad occidental como causante de maldades y desdichas, se ha producido una ruptura que ha significado la verdadera maldad.

En realidad, la verdad del ser salta por los aires cuando aparecen los criterios de verdad externos al amor y a la vida misma como modelos de autenticidad. Muchas culturas, sin embargo, han considerado y siguen considerando todavía que el juramento de amor es falso porque el amor está por encima de la verdad. El amor es la verdad. Él es el criterio de la verdad. Esto quiere decir que un juramento será válido mientras exista el amor; cuando se va, deja de haber obligación.

La bondad del ser queda desplazada de su originaria realidad cuando se cometen los verdaderos crímenes contra la vida amorosa, al considerarla peligrosa y pecaminosa para la pureza del alma y para la virtud del ser. La belleza metafísica queda destruida al envolver en un mundo de fealdad a todo lo que se refiere al amor y a la vida misma como su principal efecto de producción. El amor ha sido atado con una cuerda muy corta al árbol del bien y del mal para que no se sobrepase, para que no se desmadre. Y es así como se destruye la unidad, la verdad, la belleza y la bondad de la realidad metafísica del ser.

El presente ensayo no intenta ser solo una teoría filosófica sin más, sino que debería ser también un aldabonazo que pudiera, desde la visión dionisiaca del mundo, horadar la metafísica occidental establecida. Y sobre todo que pudiera liberar de culpa a aquellas personas que decidan amar sin cortapisas. No se trata de seguir el consejo agustiniano de: ama y haz lo que quieras, sino de: ama, y así podrás hacer lo que quieras. La libertad interior que se consigue, lo garantiza.

Hay tres tipos de libros: aquellos que describen lo establecido y lo desean fijar, solidificar y potenciar. Hay otros que reflexionan sobre las éticas y los principios y poetizan sobre ellos. Y después, hay otros que intentan romper reflexiones y principios para conseguir experimentar y vivir. Lo más difícil para escribir un libro como este viene determinado por el peso de la urdimbre. He debido soportar y vencer obstáculos, duras críticas, dudas y silencios para poder defender la tesis que defiendo. Su formulación explícita consiste en comprobar que la crueldad más atroz que se comete con un ser humano es la de impedirle que se pueda enamorar. En realidad, es la crueldad más atroz que comete la cultura occidental.

Tengo la absoluta certeza de que vivimos con menos felicidad y amor del que nos corresponde, en niveles inferiores de vitalidad de los que podemos conseguir con entusiasmo, energía y pasión.

Primera parte. FENOMENOLOGÍA DEL AMOR*

* Se utiliza aquí la palabra fenomenología en el sentido siguiente: descripción del acontecimiento para que aparezcan los rasgos esenciales del mismo acontecimiento. Descripción del amor para que afloren sus rasgos esenciales.